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Fecha: 07 julio 2023 15:41

Letras del Sur en la Feria Internacional del Libro de Macul, Chile 2023

Estuvimos en la Feria Internacional del Libro de Macul, donde participamos de actividades con grandes representantes: Elsa Drucaroff, Marina Esborraz y nuestra directora y editora Nora Galia.

Les compartimos el texto preparado por la editora para el panel “Editar para tener futuro”.

 

El pensamiento crítico en la edición del futuro

Buenas tardes a todos y todas. Muchas gracias a las autoridades y organizadores por la
invitación a esta maravillosa Feria del Libro de Macul. Es un honor y un privilegio estar hoy
en este panel junto a Cristian y Paulo, rodeada de tantos libros, autores y personas
apasionadas por las letras y la cultura. Permítanme, entonces, darles la más cálida
bienvenida a este panel, que celebra la palabra escrita y nos invita a sumergirnos en un
mundo de conocimiento e historias.
Este panel se titula “Editar para tener futuro”. Me gustaría comenzar dando un contexto
teórico sobre qué es editar contenidos y, sobre todo, contenidos enfocados en el pensamiento
crítico. En un mundo lleno de información, fake news y opiniones, es fundamental tener las
herramientas necesarias para evaluar, analizar y cuestionar lo que leemos y escuchamos.
La edición de contenidos con un enfoque en el pensamiento crítico juega un papel
fundamental en nuestras sociedades. Nos desafía a mirar más allá de la superficie, a
cuestionar las ideas preconcebidas y a buscar una comprensión más profunda de los temas
que nos rodean. Nos invita a reflexionar y a poner en discusión aquello que nos atraviesa.
Al editar contenidos con pensamiento crítico, también fomentamos el desarrollo de un pueblo
informado y comprometido. Pensar con sentido crítico nos permite comprender y evaluar las
decisiones políticas, sociales y éticas que afectan nuestras vidas y nuestras comunidades. Nos
empodera para participar activamente en el debate público, para plantear preguntas difíciles y
para desafiar las narrativas dominantes.
También nos ayuda a cultivar la empatía y la comprensión hacia lo no normativo. Nos
permite explorar la diversidad de voces y experiencias, y nos desafía a salir de nuestra zona
de confort intelectual. Al editar contenidos que promueven el pensamiento crítico, estamos
construyendo puentes entre culturas, derribando barreras y fomentando un diálogo abierto y
respetuoso.
En resumen, la edición de contenidos con pensamiento crítico nos capacita para enfrentar los
desafíos de un mundo hipermoderno, en términos de Lipovetsky. Nos ayuda a desarrollar
habilidades de análisis, a discernir la verdad de la mentira y a participar activamente en la
sociedad. Como editores, autores y lectores, tenemos la responsabilidad de promover y
apoyar contenidos que nos desafíen intelectualmente y nos inspiren a ser ciudadanos críticos
y comprometidos.
Quiero contarles la labor de un editor y gerente editorial sumamente importante para la
cultura y la historia argentinas: Boris Spivacow.
Boris nació en 1915. Era hijo de inmigrantes rusos y sus padres le transmitieron el amor por
las letras y los libros. En su adolescencia comenzó a militar en el Partido Federal Comunista
y, más adelante, terminó su carrera de Matemática en la UBA. Posteriormente, ingresó a la
editorial Abril, donde se desempeñó como editor, corrector y escritor, con pequeños textos.
Allí creó, entre otras, la serie Bolsillitos, un hito en la divulgación de la literatura infantil.
En 1955 Perón es derrocado en manos de la denominada Revolución Libertadora. En 1958 y
hasta 1962, el antropólogo y filósofo Risieri Frondizi fue rector de la UBA. En los años en
que ocupó ese cargo, Frondizi impulsó la construcción de la Ciudad Universitaria, fundó la
Editorial Universitaria de Buenos Aires (Eudeba) y se creó la Escuela de Salud Pública, entre

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otras acciones que promovían la educación. Estos logros fueron realizados con restricción en
el presupuesto y en medio de una crisis democrática en la Argentina.
Y este es el punto que nos interesa, la fundación de Eudeba. Arnaldo Orfila Reynal, un editor
argentino que por entonces era gerente de la editorial Fondo de Cultura Económica, en
México, puso cierta organización de base en la nueva editorial y propuso un gerente: Boris
Spivacow. Boris se hizo cargo de Eudeba en 1958.
Lo que me interesa contar en esta instancia es que Boris Spivacow no publicaba solo textos
académicos en Eudeba, sino también libros para toda la comunidad. Bajo el lema “Libros
para todos”, sintetizó ese objetivo. La estrategia consistió en editar libros con precio accesible
y una distribución que excedía el circuito habitual de las librerías, para concentrarse en otros
espacios, como kioscos. El fondo estaba organizado en colecciones, un mecanismo que
garantizaba tanto la continuidad en el mercado como la previsibilidad en cuanto a la cantidad
de ejemplares para editar. En septiembre de 1959, salieron a la calle los primeros libros de
Eudeba.
Hasta entonces, las editoriales universitarias se caracterizaban por editar libros de temáticas
científicas dirigidos a un reducido número de especialistas, en cambio, Eudeba produjo un
impacto atípico mediante políticas editoriales en parte inéditas: tiradas numerosas y libros a
muy bajo costo; sistema de distribución diversificado que incluía kioscos en las
universidades, en las estaciones de trenes y subterráneos y en calles céntricas de alta
circulación; una selección de títulos cuidada, bajo el asesoramiento de un cuerpo de
profesores universitarios, quienes también participaban de la producción y traducción de los
libros, y una particular atención a la presentación visual de los ejemplares, para lo cual
convocó a prestigiosos artistas plásticos.
En 1962, Eudeba publicó el poema Martín Fierro, de José Hernández, ilustrado por Juan
Carlos Castagnino. Fue el primer best seller argentino: en veinticinco días se vendieron
cincuenta mil libros en Buenos Aires y el conurbano. Se reeditó ocho veces, y totalizaron
doscientos cincuenta mil ejemplares vendidos. Su distribución en los kioscos de diarios
facilitó el acceso a quienes no frecuentaban bibliotecas o librerías, con lo que masificó su
venta y la transformó en una forma de comercialización revolucionaria.
Boris rompió con el esquema de producción intelectual hasta que, el 28 de julio de 1966, el
Gobierno de facto de Onganía intervino la Universidad de Buenos Aires con la tristemente
famosa Noche de los Bastones Largos. Esta denominación se refiere a la forma en que los
profesores universitarios y estudiantes fueron reprimidos durante la intervención militar en
las universidades. En una serie de acciones violentas, grupos de choque, junto con la policía y
las fuerzas de seguridad, ingresaron a las universidades y atacaron a profesores, estudiantes y
personal administrativo. El objetivo principal de este golpe militar fue controlar la educación
y la investigación en las universidades, consideradas por el régimen como un foco de
influencia ideológica y potencial resistencia política. Profesores y estudiantes fueron
detenidos, despedidos y forzados al exilio, mientras que se impuso un control estricto sobre
los programas académicos y la libertad de expresión. Con una universidad militarizada, un
mes después, Boris renunció.

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Pero no bajó los brazos y siguió militando la cultura. El 21 de septiembre de 1966 fundó,
junto con excolaboradores de Eudeba, el Centro Editor de América Latina (CEAL).
En mayo de 1967 comenzó a publicarse la primera colección que salió a los kioscos, los
Cuentos de Polidoro, integrada por ochenta fascículos que recreaban clásicos de la literatura
infantil. A Boris lo que le interesaba no era vender, sino el lector.
Las colecciones del CEAL circulaban mayormente en circuitos poco tradicionales de venta:
primero llegaban a los kioscos de diarios y revistas, y luego podían aparecer en librerías.
Generalmente, los libreros eran reacios a vender los libros del CEAL en sus negocios, dado
que el bajo costo de sus publicaciones implicaba una competencia para el resto de los libros.
En este sentido, Spivacow mantuvo en CEAL la misma premisa que lo guio en EUDEBA: los
libros no debían ser objetos de lujo, eran una necesidad primaria y, por lo tanto, debían tener
un bajo costo que permitiera su alcance a la mayor cantidad de gente posible. El CEAL
adoptó esta modalidad como política de distribución porque Spivacow entendía que “la
política de distribución no es otra cosa que una política social y cultural”. El CEAL fue una
de las primeras editoriales en hacer publicidad en la televisión o en medios poco
convencionales, tales como propagandas callejeras.
Beatriz Sarlo afirmó: “Spivacow manejó el CEAL como si fuera una empresa de mercado,
pero no como una empresa capitalista”.
Pero el CEAL padeció una persecución política constante, fue un símbolo de la resistencia a
las sucesivas dictaduras militares y también de la brutalidad de la represión de los grupos
parapoliciales.
En el año 1976, se produjo el último golpe de Estado en la Argentina.
Es necesario entender que algo que caracteriza fundamentalmente a las derechas es que
quieren un pueblo ignorante. En la última dictadura en Argentina, desaparecieron a treinta
mil personas, pero además se ocuparon de destruir toda producción cultural con pensamiento
crítico, como también hicieron los nazis en 1933. En la Argentina, en 1980, en Sarandí, se
incineraron por orden judicial un millón y medio de ejemplares de libros y fascículos del
CEAL.
Con el retorno de la democracia y a medida que la salud de Boris se deterioraba y su
situación económica se complicaba, comenzaron a multiplicarse los reconocimientos y
homenajes a su labor. El 16 de julio de 1994, pocos días después de haber sido designado
profesor honorario de la Universidad de Buenos Aires, murió, a los 79 años.
Durante sus gestiones, se calcula que Eudeba editó treinta colecciones con alrededor de mil
títulos; el CEAL, setenta y ocho colecciones con unos cinco mil títulos. Un año después del
fallecimiento de Boris, el CEAL cerró sus puertas.
La razón por la que les cuento todo esto es porque, si hoy en Argentina están dadas las
condiciones para que existan editoriales que publiquen contenidos con pensamientos críticos,
disruptivos e incómodos, es porque años antes se construyeron y fortalecieron los cimientos
con Eudeba y el CEAL. Por supuesto, hay otras editoriales, por ejemplo, De La Flor, fundada
en 1966 por el querido Daniel Divinski. Además, a principios de los 90, nació la carrera de

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Edición en la UBA, que se dicta en la Facultad de Filosofía y Letras. Soy una de las primeras
graduadas de la carrera de Edición y también me desempeño en ella como docente. Desde mi
lugar, cuatrimestre a cuatrimestre, desde hace veinticuatro años, aliento a mis alumnos a
llevar adelante sus proyectos culturales.
Y en 2014 yo también puse en marcha mi proyecto. Ese año creé Letras del Sur, una editorial
que pensé como una búsqueda: rescatar las voces más singulares del escenario cultural.
Letras del Sur se dedica a transformar la escritura en un artefacto amigable para el lector; su
objetivo primordial es brindarle no solo contenidos con pensamiento crítico, sino además una
experiencia distinta: leer y escuchar con todo el cuerpo. Por ello, nuestro catálogo contiene
temas diversos de ficción y no ficción que incomodan, que nos interpelan, que nos invitan
incluso a no olvidar.
En ficción, uno de nuestros contenidos es la novela de Márgara Averbach Los dos ombúes,
una ficción distópica que pone en diálogo la desaparición de cuarenta y cuatro estudiantes en
Ayotzinapa (México) con nuestra última dictadura militar. Les quiero compartir cómo
Márgara se refirió al proceso de escritura de Los dos ombúes:
“Cuando leí por primera vez la noticia de la desaparición de los chicos en Ayotzinapa, me
quedé quieta, con el diario sobre las rodillas y una terrible sensación de naufragio. Seguí las
novedades, me era indispensable saber lo que iba pasando. Me ahogaba en esa necesidad.
Una semana después, empecé a escribir esta novela, no sobre México, sino sobre una
Argentina futura y distópica, donde lo que ya pasó pasará de nuevo. Los dos ombúes creció
tratando de llegar a un equilibrio muy frágil entre un árbol desde donde se vio el horror y uno
bajo el cual, a pesar de todo, hay reencuentro”.
Por otro lado, No habrá sino ausencias, de la multipremiada Agustina Caride, es una ficción
construida a partir de un atentado en la dictadura. Esta novela toma como temas centrales la
dictadura, la muerte y el exilio.
En cuanto a la no ficción de nuestro catálogo, nos convocan temas como la violencia
machista, los feminismos, los conflictos vinculares de la contemporaneidad y también el arte
latinoamericano y sus tensiones.
Entre los títulos con estas temáticas, publicamos Edipo y violencia, de Luciano Lutereau, y
Matar al macho, un libro colectivo, compilado por Lutereau y Patricio Zunini.
En 2017 publicamos el libro Feminismos, con textos de Florencia Kirchner, Graciela
Morgade, Sasa Testa, entre otras voces de los feminismos. Este libro fue una edición limitada
y, para el 2024, tenemos planeado publicar Feminismos 2. Asimismo, la colección Goces,
dirigida por Ricardo Manetti, decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, pone en
discusión la producción audiovisual latinoamericana.
En el marco de esta Feria del Libro, se presentan dos obras del catálogo de Letras del Sur,
uno de ellos fue presentado ayer, Fémina infame: Género y clase en Roberto Arlt, de Elsa
Drucaroff, y el otro será presentado hoy a las 19:00: El deseo en femenino: De la literatura al
psicoanálisis, de Marina Esborraz, con textos de Luciano Lutereau y Walter Romero

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Estas son obras que nos convocan. En el caso de Fémina infame, porque revisa cómo, a partir
de principios del siglo XX, en la literatura argentina se enquistó el patriarcado a través de un
escritor odiado por las derechas y venerado por las izquierdas. Y, en el caso de El deseo en
femenino, porque su temática atraviesa lo femenino tomando a diferentes personajes de la
literatura del siglo XIX y la contemporánea.
En conclusión, queridos amigos y amigas, el pensamiento crítico nos brinda la capacidad de
discernir entre la verdad y la mentira, de evaluar la validez de los argumentos y de desafiar
nuestras propias creencias. Reitero, nos empodera para buscar la evidencia, analizar los
hechos y formar opiniones fundamentadas. Nos ayuda a evitar caer en la trampa de los
prejuicios y la manipulación, y nos permite ser ciudadanos informados y responsables.
Así que los insto a seguir explorando, a seguir leyendo y a seguir desafiando su pensamiento.
Aprovechemos esta Feria del Libro como una oportunidad para descubrir nuevas ideas y para
abrazar la diversidad intelectual. Y recordemos siempre que el pensamiento crítico no solo es
un proceso individual, sino también un camino hacia la colaboración, el diálogo y la
construcción conjunta del conocimiento.
En esta Feria del Libro, los animo a explorar obras que nos inviten a pensar, a debatir y a
cuestionar. Busquemos libros que nos desafíen y nos inspiren a ver el mundo desde nuevas
perspectivas.
Gracias a todas y todos por su presencia.

¡Muchas gracias!

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